Tessa Rose tenía completamente embriagado a su guardaespaldas, Jonas Berringer. Pero no sólo porque conociera íntimamente los aromas afrodisíacos, ni tampoco porque para él fuera fruta prohibida por ser su clienta, la hija del jefe…
Jonas no creía tener nada que ofrecer a Tessa desde que se había quedado ciego. Pero entonces Tessa y Jonas se quedaron solos durante un apagón y comenzaron a descubrir los encantos de la oscuridad. Quizá no pudieran ver, pero sus otros sentidos eran ahora mucho más intensos; podían oír, oler, tocar y saborear…
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