Necesitaba una esposa y la necesitaba ya.
Fue aparecer Zara Lovett, la mejor amiga de su ex prometida, con su melena de color miel y sus piernas interminables, y Alex Carlisle sintió una atracción que normalmente solía evitar. Pero toda aquella química no cambiaba nada; Alex aún tenía que cumplir lo estipulado en el testamento de su padre.
Era su objetivo, su obligación, lo único que importaba.
Y se iba a asegurar de que Zara dijera que sí.
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