Sara llegó a Sudamérica en busca de su madrastra, pero encontró a Lucas Farraday, quien descaradamente trató de enamorarla. En lo que a ella concernía, él era un hombre sin ocupación ni fortuna. Un hombre encantador, pero sin ambiciones; con cerebro, pero sin la menor inclinación a utilizarlo… ¡y muy tenaz! Ni siquiera confesarle que estaba comprometida pudo alejarlo de su lado. Él parecía saber con exactitud lo que quería de ella… y estaba firmemente decidido a lograrlo.
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