Tras la huella de un ladrón, descubrieron su amor.
El detective privado Max Tate necesitaba una mujer, ya que la única manera en la que podía atrapara a un escurridizo ladrón de joyas era tener una hermosa esposa como cebo. Y aquí era donde entraba Kimberly Brandt. Era perfecta para el papel, aunque ya había destrozado el corazón y la reputación de Max como detective una vez.
Lo único que Kimberly quería era tener la oportunidad de demostrarle a Max que era una buena detective, así que pensaba entregarse a su trabajo en cuerpo y alma. Pero había un problema. El irresistible y atractivo Max parecía sentirse atraído por su fogosa actitud y, como marido y mujer, tenían que compartir la cama…
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